Junio es el Mes del Orgullo. Las comunidades LGTBIQ+ del mundo se unen y celebran la libertad de ser ellas mismas.
Fundamentalmente, se conmemora la historia de quienes -durante décadas- lucharon para superar los prejuicios y ser aceptados en la sociedad.
En la actualidad, en muchos países del mundo la diversidad sexual está perseguida y criminalizada. Sin embargo, en otros ya ha sido aceptada a nivel estatal. La sociedad sigue estando muy lejos de aceptar una realidad que ya debería haber sido normalizada desde hace mucho tiempo.
Las ideas negativas sobre las personas LGTBIQ+ a menudo se encuentran arraigadas en mitos, estereotipos y falta de información. Hoy, desmentimos algunos de ellos.
MITO: Las orientaciones sexuales e identidades de género diversas son enfermedades que se pueden curar.
Realidad:
En 1973, la Asociación Psiquiátrica Americana, la Asociación Psicológica Americana y la Academia Americana de Pediatría retiró a la homosexualidad del Manual de Diagnóstico y Estadística de la Asociación Psiquiátrica Americana (lista oficial de trastornos mentales).
“La homosexualidad no es una enfermedad. No requiere tratamiento y no es cambiable. Las diferencias de género son expresiones normales de las relaciones humanas”, concluyeron las asociaciones antes mencionadas.
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El 17 de mayo de 1990, la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), eliminó la homosexualidad de su Clasificación Internacional de Enfermedades. Y en 2018 dejó de considerar a la transexualidad como un trastorno.
Según el documento realizado por el Gobierno de México –Mitos y realidades sobre las personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas– a pesar de estas decisiones, se mantiene la idea de que la homosexualidad es una enfermedad.
Es más, se continúa creyendo que se puede curar con tratamientos psicoterapéuticos o basados en la fe que buscan modificar la orientación sexual o la identidad de género de las personas.
De acuerdo con la ONU (Organización de las Naciones Unidas), estas terapias “son dañinas, contrarias a la ética, carecen de fundamento científico, son ineficaces y podrían constituir una forma de tortura”.
La Asociación Americana de Psicología revisó investigaciones sobre esfuerzos terapéuticos y determinó la improbabilidad de que la orientación sexual pueda cambiar. Además, las principales organizaciones de salud mental y consejería están en contra del uso de las terapias de conversión o reparación. Esto según el documento mencionado anteriormente.
En la publicación de Strong Family Alliance (La Alianza de la Fuerza Familiar) –Los mitos que estigmatizan a las personas LGTBIQ– señala que las orientaciones sexuales e identidades de género no son una enfermedad sino parte de la diversidad humana. Estas personas son tan mentalmente saludables como cualquier otra.
Por último, añade que el estigma, los prejuicios y la discriminación contra ellos crean un ambiente social hostil que causa problemas de salud mental. También aumentan la probabilidad de intentos de suicidio y otros comportamientos autodañinos.
MITO: Se puede privar a las personas LGTBIQ+ de sus derechos humanos por motivos de religión, cultura o tradición.
Realidad:
La igualdad y la no discriminación son principios básicos de las normas internacionales de derechos humanos. Toda persona, sin distinción, tiene derecho a gozarlos. Incluidos el derecho a la igualdad de trato ante la ley y el derecho a ser protegido contra la discriminación por diversos motivos. Entre estos, la orientación sexual y la identidad de género.
Datos:
En el 2020 Ipsos realizó una encuesta a pedido del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, revelando que en el Perú el 8 % de personas adultas se identifican como parte de la comunidad LGTBIQ+ en el país, lo que equivale a 1.7 millones de personas.
Asimismo, según la data recogida entre el 7 y el 25 de noviembre del 2019 a nivel nacional como parte de la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos, se pudo determinar que el 71 % de las personas en Perú sostiene que la comunidad LGTBIQ+ es discriminada o muy discriminada. Este porcentaje está por encima de otros grupos vulnerables como las personas con VIH (70%) y las comunidades indígenas (64%).
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (IDH) indica que en la población peruana siguen existiendo fuertes prejuicios en contra de la comunidad, y en algunos casos llegan a la violencia.
Esta información extraída del informe titulado Fallo histórico: Corte Interamericana halla a Perú responsable por la tortura y violencia sexual contra una persona LGBTI y le ordena combatir la discriminación (publicado por REDRESS en el 2020)
En el documento se cita como ejemplo una encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática de Perú de 2017 que determinó que el 56,5 % de la población LGTBIQ+ siente temor de expresar su orientación sexual y/o identidad de género; señalando como principal motivo el miedo a ser discriminado y/o agredido (72%).
Responsabilidad del Estado:
Las Naciones Unidas Libres & Iguales (UNFE, por sus siglas en inglés) indica que los estados tienen la obligación de cerciorarse de que sus leyes y políticas no discriminen a las personas por su orientación sexual y su identidad de género. Asimismo, su marco jurídico debe ofrecer la protección necesaria ante cualquier situación discriminatoria.
“Esa obligación trasciende la cultura, la tradición y la religión”, añade.
Todos los Estados deben garantizar los derechos de todas las personas. Los gobiernos que se niegan a proteger los derechos humanos de las personas LGTBIQ violan el derecho internacional.
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MITO: Todas las personas LGTBIQ+ tienen VIH/SIDA.
Realidad:
Para el 31% de las personas en Perú, el VIH -SIDA es una enfermedad de los miembros de l comunidad LGTBIQ+; según una encuesta realizada en 2020 por Ipsos a pedido del M.
Según Parliamentarians for Global Actio (PGA) el VIH/SIDA afecta a las personas heterosexuales, cisgénero y LGTBIQ+, hombres y mujeres. Se acota que en algunas regiones del mundo es principalmente un problema dentro de la población heterosexual.
También indica que esta estigmatización, discriminación y exclusión de la comunidad dan lugar a falta de acceso a la información sobre VIH. También perjudica a la práctica de sexo seguro. La prevención, pruebas, tratamiento, atención y asistencia.
Asimismo, el PGA dice que este problema expone a la comunidad -y en particular a las mujeres transgénero- a un mayor riesgo de contraer la infección por VIH.
“Reducir la estigmatización, eliminar la discriminación y la exclusión y, en consecuencia, incrementar el acceso a los servicios, es la manera correcta de abordar la epidemia de VIH para todas las personas; independientemente de su orientación sexual o su identidad de género”. añade.
Pero ¿Cómo se origina este mito?
Entre los años 70 y 80, cuando incrementaron exponencialmente los casos de VIH en Estados Unidos y Europa, más del 90 % eran pacientes de la comunidad. Y una de las causas de esto es que uno de los primeros contagiados era gay.
Además, un atenuante fue que uno de los artistas más conocidos abiertamente homosexual, contrajo VIH -Freddy Mercury- lider y vocalista de la banda británica “Queen”.
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