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Una dulce profesión

Estudié la carrera de derecho tres meses, pero la dejé porque no era lo que me gustaba hacer: Pastelería. dijo con entusiasmo, Hector Ibarra, pastelero y chocolatero limeño. 

La historia del estudiante de abogacía que decidió volverse pastelero, Hector Ibarra, inició cuando tenía apenas 17 años. Él descubrió su pasión por los postres cuando acompañaba a su madre en la cocina. Y -sin pensarlo mucho- apostó por el camino de las artes culinarias. Sin embargo, y como era de esperarse, su familia no estaba de acuerdo; ellos querían que estudiara en la universidad. A pesar de la negativa de sus padres, se salió con la suya. 

 “Estudié derecho tres meses, pero lo dejé porque no era lo que me gustaba hacer, ¡Pastelería!”, dijo con entusiasmo Hector Ibarra, pastelero y chocolatero limeño. 

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“Como el tercero que soy, terminé estudiando cocina”, añadió con humor. “Y profesionalmente me fue muy bien”.

El camino ya estaba tomado, y al finalizar sus estudios de cocina se inclinó por la pastelería. Y es que era tan grande su amor por la creación y elaboración de postres, que decidió inscribirse en un programa francés. Aunque al comienzo se equivocaba en las cremas y en los bizcochos, esto no fue impedimento para que perfeccionara su técnica. 

Hector Ibarra comenta que lleva más de 17 años ejerciendo esta dulce profesión. Y durante este largo tiempo, ha tenido la oportunidad de crear su propia pastelería virtual “Madame Kintu”, donde vende distintas variedades de pasteles tradicionales. 

“Creo mis propias versiones y juego con las combinaciones”, explicó entusiasta. 

Metas y retos 

Una de sus metas como profesional -y uno de sus grandes retos- es la de enseñar. Desde hace seis años, Ibarra es docente en Lima, en la Universidad San Ignacio de Loyola y en la Pontificia Universidad Católica del Perú. 

Pero no todo está siempre bien horneado, al empezar como docente tuvo dificultades. Porque al igual que la cocina, la enseñanza es un arte que requiere de habilidades, como hacer que los alumnos entiendan. Y ese es un gran desafío. 

“Me gusta transmitirles a mis alumnos todo mi conocimiento”, relata Ibarra. Cuenta además, que sus alumnos pierden la paciencia al fallar en el proceso. Por ello les dice también que “con la experiencia, entendemos el por qué hemos fallado”. 

También comenta que una de las cosas que más le gusta es promover la cultura pastelera. Ya que en el Perú no hay un nivel alto como en otros países. Y añade que estaría encantado de enseñar en Arequipa, la ‘República Independiente’. 

Representando al Perú

Hector Ibarra fue parte del equipo que participó hace un mes en la Copa Latinoamericana de Heladería en Buenas Aires, Argentina. En esta edición participaron delegaciones de Uruguay, Perú, Ecuador, México, Brasil y Argentina.

“No era la primera vez que participaba en concursos, pero sí la primera vez que iba a uno internacional”, señaló. 

Con una sonrisa en el rostro, recordó que el equipo lo convocó y rápidamente aceptó. “Ellos ya participaron anteriormente, y ahora necesitaban alguien para el área creativa”, añadió. 

El equipo -presto a competir y ganar el concurso- practicó durante un año. Llegaron a reunirse tres veces cada semana. Para este tipo de concursos deben eliminar todo margen de error. Por ello, practicaron las posibles combinaciones, texturas y sabores que necesitaban para ganar. 

Como todo pastelero comprometido y entregado a su pasión, tuvo que hacer un sacrificio, paralizar su negocio virtual. Sólo así pudo dedicarse a su entrenamiento.

Finalmente, el tan ansiado día llegó. El equipo preparó una torta a base de helados, con sabores de camu camu, quesos andinos y miel de frutas. El pastel tuvo buen puntaje y lograron el tercer puesto.

“Quedamos satisfechos con el resultado. Nos dieron una mención a la mejor torta helada”, dijo Ibarra. 

Aunque no pasaron a la final -que será en la ciudad italiana Rímini- la esperanza aún no está perdida. Hector no descarta la posibilidad de participar en ella. Pues al quedar terceros, son un equipo de reserva. 

Sin embargo, es fijo que competirán en la siguiente edición Latinoamericana que se llevará a cabo en dos años. 

Hector Ibarra es un representante más de la frase “Cuando te gusta algo, lo haces bien”.

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