En memoria a su madre, Teresa Silva, Mario Testino se ha encomendado la tarea de brindar espacios seguros para que niños de todo el Perú puedan divertirse y aprender. Por medio de los Parques Teresita, espera sus infancias sean felices y sus futuros llenos de oportunidades.
Mario Testino sonríe al cielo y aplaude junto al arzobispo de Arequipa, Javier del Río, en la inauguración del Ecoparque Teresita, nombrado así en honor a su madre. Desde arriba, unos rayos del sol atraviesan las pomposas y cambiantes nubes, Teresa Silva le sonríe de vuelta.
Acompañado del arzobispo Javier y rodeado de niños, cortan la cinta simbólica que cruza entre dos juegos invadidos ya por varios pequeños. Entre aplausos, sonrisas y emoción, el proyecto que inició hace años, daba su tercer fruto en el Perú.
Enmarcado bajo unos lentes de sol oscuros y un casi monocromático atuendo, Testino pasea –una vez más– por el nuevo parque, luego de la respectiva bendición de las instalaciones. Pareciese que quería pasar inadvertido, cosa difícil de lograr considerando sus casi dos metros de altura, su afectuosa sonrisa y su más que conocida trayectoria como fotógrafo. Está demás decir que su figura destacaba entre todos.
Cuenta Testino que hace quince años una amiga le pidió ayuda para recaudar fondos y construir parques en Rusia. Al inaugurar el primero en aquel país, se dio cuenta que este se había construido al lado de un hospital para niños con cáncer. “Yo perdí a mi hermano a la edad de 10 años y al ver ese parque sentí que era como cerrar un círculo. Me vino esa llamada de seguir haciendo esa labor, pero comenzarla en el Perú”, declaró.
Y es que el fotógrafo reconoce que no siempre es fácil. Al no encontrar a muchas personas o instituciones dispuestas a ayudar, él está dispuesto a comprometerse. Después de todo, el ecoparque “Teresita” – ubicado en la Urbanización Villa Florida D-1 en Alto Selva Alegre – es el tercero que se levanta en el Perú, a través de la donación de Testino por medio de The Naked Heart Foundation Inc. El primero fue construido en Urubamba (Cuzco) y el segundo en Huamanga (Ayacucho).
Por y para Teresa Silva
Mario Testino, en su momento, fue un peruano más en el extranjero. Su gusto –muchas veces descrito como ecléctico– no era exactamente lo que los europeos o americanos llamaban ‘buen gusto’. A pesar de ello, Testino conseguía impulsarse con las palabras de su madre: “No te preocupes, todo va a llegar”.
La madre de Mario Testino, Teresa Silva, fue y continuará siendo uno de los pilares en la vida del fotógrafo. Puesto que fue ella quien lo apoyó desde el primer día con sus ideas no tan convencionales para la época. Testino resaltó que su madre fue muy generosa con él, apoyándolo en su deseo de emigrar del país a los 18 años para perseguir nuevas pasiones.
Por medio de los tres parques construidos en el Perú, además de los próximos que espera edificar en el futuro, se alegra de saber que su madre será recordada por medio de algo que le brinda a la comunidad. “Por eso se lo he dedicado a ella porque si no fuera por ella no estaría en esta posición hoy día en el que se me permite ayudar a otros”, explicó Testino.
Teresa Silva era – en palabras de su hijo – una mujer profundamente católica, pero muy abierta para su generación. Quien estaba lista para aceptar todo, justamente por el amor que tenía por sus hijos. “Gracias a mi madre que tuvo la visión de dejarme ir y de dejarme luchar por mi futuro y hacer cosas como estas”.
Infancias felices
Con los niños trepando en los distintos juegos, incluso algunos quitándose las zapatillas y medias para poder sentir la arena que cubre los espacios libres del área recreativa, Testino esboza una sonrisa.
“Creo que una infancia feliz trae muchas más oportunidades a la vida. Espero que este parque pueda hacer eso”. Por como los niños disfrutaban del parque, parece que funcionaba.
Y es que Mario espera que este espacio sea no solo un área segura para que los menores se diviertan sin los peligros de las calles, sino también un espacio para que aprendan y exploren por medio de la sala de lectura y los juegos de mesa implementados en el salón.
Es junto a esto que, si Testino pudiera darles otro mensaje a los niños sería seguir soñando. “Creo que soñar es una cosa tan linda, porque todo sueño se puede hacer realidad”.
¿Testino vuelve?
Actualmente el fotógrafo trabaja en el proyecto personal titulado “A Beautiful World” o “Un Mundo Bello” en español. En este, Testino documenta las distintas tradiciones alrededor del mundo. Al ser cuestionado si consideraría capturar alguna tradición arequipeña, responde con una tenue y casi imperceptible sonrisa tímida, un suave apretón de manos, que aparentaba ser más una caricia y un ligero movimiento de cabeza.
Despidiéndose de manera silenciosa pero amable, asegurando que va a volver, Testino se acerca a su equipo y caminan por el parque. A cierta distancia, Monseñor Javier disfruta la felicidad de los menores. Siendo un amigo de la familia Testino Silva por años, este proyecto es igual de importante para él.
Del Río recordó un momento similar a la inauguración del Parque Teresita, compartido también con Testino. Y es que -gracias a este vínculo construido por décadas- el arzobispo también fue el encargado de bendecir el Museo MATE, fundado por Mario Testino en el año 2012.
“Él sabe captar las expresiones profundas. Para mí es eso lo que lo diferencia. Sabe captar la belleza de lo profundo del ser y hacer que la persona a la que va a fotografiar logre exteriorizar esa belleza y él captar ese momento”.
Javier del Río Alba
Y es que el trabajo de Testino refleja la belleza en todas sus formas. Desde retratos de la Familia Real del Reino Unido, fotografías de moda y maquillaje, imágenes editoriales, hasta desnudos y semidesnudos. Para Monseñor, esto es arte y belleza. “En la Capilla Sixtina en El Vaticano o esculturas como la de El David de Miguel Ángel; habían desnudos, pero es la belleza del cuerpo que forma parte integral de la persona y que esta llamado a ser transfigurado también”.
Entonces, ¿podríamos ver al fotógrafo en acción? Quizás retratando al arzobispo de la ciudad – e íntimo amigo Javier– para sus famosos Archives, o quizás a la siempre sobresaliente Basílica Catedral de Arequipa.
Monseñor Del Río se ríe, titubea, y los ojos reflejan una idea. “Me gustaría, sobre todo Chapi”. Chasquea la lengua y le sigue una gratificante sonrisa. “Estamos terminando el santuario, y me lo has recordado. Buena idea, lo voy a comprometer para que nos tome las fotos de Chapi”.
Con una cálida sonrisa, todos se despiden.
A Testino no le quedaban más de unas cuantas horas en Arequipa antes de su siguiente destino. Después de todo, no suele quedarse en un solo lugar por mucho tiempo. Pero parece que, de alguna manera, lograremos que vuelva.
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