Este 10 de agosto se conmemoró el 233° aniversario del natalicio de Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso, poeta arequipeño símbolo del patriotismo y que perdura hasta nuestros tiempos
Por más que quiero
De la memoria
Borrar la gloria
Qué poseí;
Por todas partes
Cruel me persigue:
Siempre ¡ay de mí!
Fragmento de Por más que quiero, Mariano Melgar
Mariano Melgar es -sin duda- el personaje arequipeño más importante de nuestra historia local. Sinónimo de identidad arequipeña, con apenas 24 años, fue el poeta mártir que dejó huella -aparte de sus actos de patriotismo y sacrificio- expresando sus ideas libertarias, su visión humanista y solidaria, y su critica a la discriminación racial en sus poemas, yaravíes y fábulas.
A 233 años de su nacimiento, muchas teorías se formaron acerca de lo que hizo o, incluso, de lo que pudo llegar a ser. Alrededor de Mariano Melgar giran diversos mitos que a lo largo de la historia muchos académicos se empeñaron en estudiar.
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Mariano Melgar, símbolo de patriotismo
El historiador Mario Rommel Arce afirma que Mariano Lorenzo Melgar Valdivieso fue un privilegiado hijo de Arequipa -como así, también, lo denomina su hermano y biógrafo José Fabio- ya que su nombre logró permanecer hasta nuestros días.
“Tradicionalmente, se afirmaba que por un despecho amoroso el joven prócer se vio motivado de unirse a las fuerzas patrióticas, y fue nombrado auditor de guerra y comandante de artillería, bajo el mando de Mateo Pumacahua”, explica Rommel Arce.
Sin embargo, eso queda relativizado en la medida de que Mariano Melgar -años antes de su reclutamiento- formó parte de una logia patriótica -conocida como la “Tertulia Literaria de Arequipa”- durante los años 1810 y 1811 en la Quinta Grado, en la urbanización Vallecito.
A esa quinta concurrian figuras como Jose Maria Corbacho (quien viene a ser el maestro de Melgar), Benito Lazo, Mario Jose Arce, entre otros intelectuales de la época. Esta élite ilustrada abrazó tempranamente la causa patriota.
Rommel Arce explica que Mariano Melgar demostraba su identidad patriótica con el hecho de integrar la tertulia literaria.
Inclusive, la logia estaba bajo la vigilancia de la autoridad virreinal -Jose Gabrial Moscoso-, como lo afirma Gustavo Bacacorzo, biógrafo de José Maria Corbacho, lo que no impidió el enrolamiento voluntario de Melgar en las huestes de Pumacahua y los hermanos Angulo, rebeldes a la corona (1815).
La crítica social de sus escritos
Levantad pues hijos bellos
Del Perú siempre oprimido,
Incrementad el partido
De esta grande Redención
Fragmento de Marcha Patriótica, Mariano Melgar.
Melgar, también, demuestra su patriotismo en las fábulas que escribió. En ellas nos da a entender que la unidad era importante, de que existía una opresión y autoritarismo por parte las autoridades de la monarquía española, y sugiere también las formas para hacer frente a ese enemigo.
“Los gatos, por ejemplo, es una fábula bien corta. Melgar muestra tres gatos de diferentes colores que simbolizan los diferentes grupos sociales en el Perú virreinal de la época, y que estaban divididos. Uno de ellos dice: ‘Si queremos hacer un frente común, no podemos seguir divididos; porque lo que busca el enemigo es que estemos divididos para que nunca podamos ofrecer la resistencia”, relata Arce.
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También, está la marcha patriótica; una composición de Melgar considerada como un himno de Arequipa durante la revolución de Mateo Pumacahua y los hermanos Angulo.
En este poema, Melgar coloca frases -que captó de la colectividad que lo rodeaba- bastante ilustrativas del estado de fervor patriótico que lo embargaba en ese momento.
“Estas manifestaciones no solo se lideran en su actuación política sino también en su obra literaria” finaliza Rommel.
Estas circunstancias habrían permitido que ganara prontamente el aprecio de sus conciudadanos y contemporáneos. A partir de entonces se comienza a gestar una leyenda sobre su vida.
Un joven intelectual y un sueño truncado
“Él murió tempranamente, él no alcanzo a morir a la etapa otoñal de la vida, tampoco en la tranquilidad de su hogar, menos por muerte natural; sino frente a un pelotón de fusilamiento, y cuando su vida misma prometía mucho. Es decir se truncó un proyecto de vida”, explica Rommel Arce sobre el temprano fallecimiento de Mariano Melgar.
Según Francisco García Calderón Landa, la figura de Melgar trascendió en el tiempo por las circunstancias en las que murió.
El poeta arequipeño feneció a los 24 años en Umachiri (Puno).
La primera biografía que se hace tras su muerte menciona que Mariano Melgar ya sabía leer a los tres años, a los ocho dominó el latín y a los doce hablaba perfectamente el inglés y el italiano.
Para el historiador Arce estos datos son parte de la leyenda que rodea al poeta. Su hermano José es quien realiza la primera biografía del prócer. El afirma que era un gran lector e incluso a la hora del almuerzo él seguía leyendo. Tenía curiosidad innata y un deseo de continuar aprendiendo.
Más adelante, durante su juventud, Mariano Melgar tuvo la fortuna de estar acompañado de intelectuales arequipeños como José María Corbacho.
Según Arce, Corbacho fue quien alejó a Mariano Melgar de textos que no eran provechosos. Corbacho, en su poema Canción Patriótica, lo trata como su hijo. Por su talento, lo encaminó a lecturas que lo ayudaron en su formación intelectual; además de conformar la Tertulia de Arequipa, donde abordaban temas de coyuntura social.
Gustavo Papacorso decía que en esa tertulia se rasgaba la guitarra, se hablaba de poesía y literatura, pero también se conspiraba. “Hay una propuesta mía. También en esta red de lectores, circulaban libros prohibidos”, revela Arce.
Y si Melgar sobrevivía…
¿Qué hubiera pasado si Mariano Melgar sobrevivía a la batalla de Umachiri? Seguramente hubiera tenido un futuro prometedor. Varios de sus contemporáneos en las primeras décadas de la república ocuparon puestos importantes.
Arce señala que tal vez hubiera sido parlamentario como su amigo Benito Lazo, magistrado como José María Corbacho o ministro de estado como su hermano José Fabio Melgar (durante los dos gobiernos de Ramón Castilla). “Aunque tal vez no tendría la inmortalidad de hoy, dado que muchos no conocen a sus amigos de su época. Su hermano [Jose Fabio] alcanzó el poder pero no la gloria y fama de Mariano”, añade.
Un joven con una gran promesa, y como apunta Garcia Calderón, murió a tiempo, porque el hecho de que un proyecto de vida se frustre hace pensar en lo mucho que pudo ser.
“Lo podemos plantear desde la idea del vencedor y el vencido. Walter Benjamin (filósofo alemán), decía que los vencedores hubieran tenido mayores posibilidades, mientras que de los vencidos queda el enigma de lo que pudo ser”, concluye Rommel Arce.
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