Jhonatan Segura es un periodista y escritor que, anteriormente, trabajó como reportero en El Búho. Después de realizar una crónica para este medio, se inspiró para escribir su primera novela, "Expatris", un libro que goza de una amplia variedad de personajes y que a su vez, funciona como una crítica a la sociedad arequipeña actual.
¿Qué sientes al lanzar esta novela?
Siento una satisfacción por escribir una historia que quería contar y por la manera en la que la he contado. Básicamente eso.
La obra trata sobre ese dilema de no sentirse querido en su propia tierra…
Sí, el libro habla de gente expatriada que encontró una oportunidad en otra tierra, que de alguna manera se inventa porque trata de adaptarse. Tras este proceso, trata de calzar en este nuevo lugar porque en su tierra -al parecer- no funcionó, tienen un problema ahí.
Hay algunos momentos en los que se satiriza a algunos medios ¿Tú intención era realizar una crítica al periodismo local?
Yo creo que el periodismo está teniendo una terrible crisis. Por ejemplo, en Arequipa, no hay periodismo de investigación. Es banal y superficial. No voy a mencionar nombres, pero tengo entendido que también hay corrupción (…) Tristemente, el periodismo como oficio para mí ha muerto. El periodista de oficio y de vocación cuando se enfrenta a un sueldo inferior al de sus expectativas, ve a un gobierno regional, una municipalidad o una empresa.
En el libro hay distintos narradores, tales como la crónica final de Tristán Feo, las cartas del doctor Policarpo Cabezas, y en otros momentos ¿Crees que esto enriquece la obra?
Sí, le da cierta versatilidad de voces. A pesar de que este es un recurso, no fue pensado. Conforme iba construyendo a los personajes, estos hablaban desde sus propias voces, ya sea en primera, segunda o tercera persona. Yo quería que ellos narren a partir de su propia experiencia, porque escribir en primera persona te permite contar una historia más íntima; y el doctor Policarpo Cabezas quería contar su historia, porque es él quién viaja y sufre una auto-expatriación involuntaria, al apasionarse con su investigación. Pero es esa versatilidad de voces la que hace que la novela tenga un poquito más de audacia. Es un recurso simple.
Sobre la construcción de personajes, podemos ver algunos como el padre Deluze que es una persona muy conservadora y en contra de lo que son los nuevos ideales…
Físicamente, ese personaje se ve como un profesor que yo tuve en la Universidad Católica de Santa María (…) Pero el personaje en caracter está basado en el arzobispo Javier del Río Alba quién se me hace una persona racista, discriminadora y con ideas que no concuerdo. Sus ideales están plasmados en alguna manera en el libro con su homofobia recalcitrante, creyendo que Arequipa aún vive el ‘sueño religioso’ como decía Mostajo, y que -lamentablemente- es cierto. El personaje funciona porque vive en un pueblo conservador, al igual que Arequipa, que aún es una ciudad así. Quiero dejar en claro que no soy feminista ni formo parte del colectivo LGBT+, debido a la presencia de muchos personajes con estas características. Tampoco tengo nada en contra de esos grupos.
Entonces ¿Sirve para criticar la imagen conservadora de Arequipa?
Estoy en contra de la religión. La fe es una manera de tener esperanza, pero no me agrada la idea de seguir una religión de forma dogmática. Para mí, la literatura sirve para expresar en lo que se refiere al periodismo y la religión, pero siempre desde la ficción. No quiero que mis novelas sean una especie de diario de revolución.
En caso se hiciera una película de la obra ¿Que pedirías?
Lo primero que exigiría es que no me llamen para dirigirla y no me pregunten nada. No creo que haya una película de «Expatris«, pero yo pediría que lean el libro y hagan lo que quieran con él, porque siempre ante una versión cinematográfica, las personas van a decir que el libro o la película es mejor. Por ejemplo, con «La naranja mecánica», yo vi la cinta y me gustó más que la novela; mientras que en casos como «Lolita», hay gente que les gustó más el filme de Stanley Kubrick, pero a mí me gustó más el libro. Es algo bastante irrelevante. No me gustaría participar, porque cuando un escritor termina una obra, y esta hace ese camino maravilloso que es la transferencia al lector; el autor pierde su obra, porque cada quién le dará la interpretación que quiera y discutir sobre eso es absurdo.
¿Tienes otros planes a futuro?
Sí, estoy terminando una novela corta llamada «Las instrucciones del diablo», que trata sobre una huída y persecución, protagonizada por una pareja. No es policial. Tengo otro proyecto de un libro de cuentos, y otras obras breves. He aprovechado bastante el tiempo de la pandemia. El otro reto es encontrar un trabajo para poder subsistir y alternarlo con la labor literaria.
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