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“No es una situación para reírme, es una situación para llorar”

Reflexiones de la especialista en enfoque de género, Claudia Mostajo, en torno a la situación de #NoEsBromaEsViolencia, la tolerancia social de la violencia en el humor y la responsabilidad de las figuras públicas.

Estamos para conversar sobre la normalización de la violencia en función al caso del programa “Complétala“, integrado por Ricardo Mendoza – creador del show: “Hablando Huevadas”- y Norka Gaspar, que terminó siendo muy sonado a nivel nacional. Vemos posiciones dividas respecto a este tipo de humor utilizado por algunos cómicos, ya que hay quienes ríen y quienes lloran a causa del llamado “humor negro”. Hablemos sobre la tolerancia que existe en la sociedad peruana respecto al tema de violencia de género e incluso en la violencia en general. ¿Por qué en el Perú existe esta tolerancia a bromas ásperas que vulneran a las personas?

Yo creo que la tolerancia hacia este tipo de “bromas” existe porque se ha normalizado la violencia. Todavía no estamos en un nivel en el que somos conscientes de que hay determinados temas que deben tocarse ni siquiera en broma. Porque no son bromas. Ya sea la agresión a un ser humano a una persona hombre, mujer, perteneciente a la comunidad LGBTI (personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexual), niño, anciano o una persona con discapacidad.

No hay forma de que sigamos aceptando cómo gracioso algo que puede estar lastimando la dignidad de esa persona. Nuestro concepto de dignidad -que es uno de nuestros primeros principios que están constitucionalizados en nuestra carta magna- no lo respetamos. El país completo no respeta la dignidad personal ni su papel importante en el rol que todos los seres humanos tenemos en la vida. Y que está dicho en nuestra constitución: “la persona y su dignidad es el fin supremo”. Creo que eso no lo hemos internalizado. No lo hemos comprendido. Tal vez no nos lo han enseñado y por eso creemos que es humor. Sin que seamos conscientes de que esa broma probablemente está lastimando, dañando o lacerando a un ser humano. 

Los conductores de este programa se han terminado por disculpar. Han hecho incluso un programa adicional  hablando sobre la crisis legal que les ha generado el exceso que cometieron. Hay gente que admite que en esa parte hay exceso, pero que no se puede condenar el humor negro. ¿Cuáles son los límites cuando hablas de humor negro?

El primero es la dignidad. Los otros límites también están dispuestos en la normativa. Yo tengo derecho ha hacer o decir todo hasta que no te afecte,  en tu dignidad, en tu desarrollo, en tu crecimiento cómo ser humano, ese es el límite. Y más aún cuando hablamos de violencia en una nación que está dentro de los países más violentos para las mujeres, niñas, adolescentes, mujeres indígenas, mujeres trans en Sudamérica. Es un límite que tiene que ver con los valores, con el respeto, con la consciencia que tienes por el otro ser humano. Es un límite legal, constitucional, ético, moral, de persona a persona. Qué tan conscientes somos de que somos personas y que estamos hablando a las personas sobre personas, ese es el límite. 

El hecho de que el público se ría, que el público participe. Porque en ambos eventos hubo participación activa. Y no solamente en las risas, en función a personas que dicen que ese tipo de humor contribuye a solucionar parte de sus propios problemas. Por ejemplo, hubo una chica ciega que aceptaba este humor sin problemas. Otro realidad, son los chicos que escriben en las redes sociales y dicen que el reírse con esos shows les ha salvado la vida por la depresión que tenían. ¿Cómo vemos estos casos? ¿Existe tolerancia social ante estas situaciones de violencia?

Yo no lo llamaría tolerancia social, yo le diría falta de empatía. Lo hemos normalizado tanto que por eso lo toleramos y justificamos nuestra falta de empatía. Porque yo creo que cuando uno ya es consciente de que hay algo -un tema, una situación, una circunstancia qué está dañando, qué está lacerando a otra persona nosotros- nos estamos convirtiendo en cómplices de ese daño que se le está haciendo. El cual puede ser emocional, psicológico e incluso llegar a ser físico. Lo que pasa es que estamos formando parte de una sociedad deshumanizada, poco empática, desinteresada de lo que está sucediendo y con una muy poca conciencia social de querer ayudar a esas personas a través de la concientización, sensibilización y leyes.

Es increíble que tenga que existir una norma que te obligue a que no discrimines, a que no lastimes físicamente o psicológicamente a alguien. Porque de otra forma no ocurre. Y en esto, obviamente, han contribuido mucho los medios de comunicación y los programas de esta naturaleza. Yo creo que si retrocedemos, -no hace mucho tiempo- en algunos programas de televisión era gracioso ver las burlas sobre una mujer trans, alguien de baja estatura, alguien que tiene un defecto físico: un tumor o alguna situación o la burla por el hecho de ser una mujer “tonta”. Presentarla como tonta, sumisa  o alguien que no tiene un valor más allá de solo su cuerpo. Una sexualización y una agresión simbólica de la que no éramos conscientes. Felizmente ahora en espacios como el tuyo, por ejemplo, podemos darnos cuenta de que esto no es broma, no es humor. 

¿Qué decirles a las personas que defienden este tipo de humor? Y que en cierto aspecto no solamente lo respaldan o lo defienden sino que también sienten que les contribuye en algo. ¿Qué está fallando? 

Pero dime tú, ¿en qué nos puede contribuir a nosotros agredir a alguien o burlarse de algo que le sucedió?

Claro, pero también está la capacidad de las personas que podemos reírnos de nosotros mismos ¿verdad? Viéndolo desde el punto de vista empático: ¿qué decirles? ¿Cuál es el punto?  ¿El consentimiento o el que estés en presencia de la persona para que puedas hacer eso? 

Si bien es cierto puedes permitir que alguien se burle de tí delante tuyo, converse contigo; en ese show puedes permitirlo pero cuando pase en otra ocasión te sientas vulnerado ¿Qué pasa ahí? ¿Cómo arreglar esa disonancia? 

Vuelvo a decir que a nosotros nos falta conciencia social. Porque yo no podría reírme de mí misma por ejemplo de una violación sexual o de un abuso sexual qué sufrí en algún momento. Sería muy incongruente y doloroso reírme de una acontecimiento así. Porque no es una situación para reírme, es una situación para llorar.

De haber sido presa de algún tipo de agresión en la calle, en el trabajo, hostigamiento,  la burla de alguien por mí apariencia física, yo creo que eso no es para reírse. ¿De que sí nos podemos reír? Podemos reírnos de alguna situación que nosotros no pudimos manejar porque no teníamos los conocimientos suficientes para manejarlo. Por ejemplo, de que en algún momento te ganó el orgullo, no supiste ser asertivo, de alguna decisión económica  qué tomaste mal, de repente en vez de guardar tu dinero lo gastaste en alguna tontería. De eso me puedo reír. Pero de cuestiones que tienen que ver con el desarrollo humano, con la empatía . Yo creo que esas son cosas que ni siquiera deberían incitar al humor. 

Algo está fallando en la gestión de las emociones. No solamente en la familia si no a partir de cómo somos como sociedad. Porque así hay personas que manejan sus desgracias o las maquillan con humor. Entonces … 

Claro. Sí. Pero para eso hay que acudir al tema de la salud mental. Estamos ante un problema gravísimo de la salud mental. De hecho una persona que ha sido abusada necesita ir a terapia. En algún momento ver sus situación desde otra perspectiva, obviamente. Seguramente también necesitará reírse. Continuar viviendo a pesar de lo doloroso que haya tenido que vivir o pasar. Pero lo que no podemos hacer es humor de este hecho.

Por ejemplo el caso de la “manada” en España. El abogado de los cinco violadores decía en el juicio que la abusada estaba feliz en una playa del país, gozando de la vida. Y cuestionaba eso. Es decir, el hecho de que esta chica haya decidido volverse a levantar, asumir la circunstancia horrorosa que le tocó vivir -seguramente con su familia con ayuda de un psiquiatra o tratamiento psicológico emocional, lo que haya necesitado- lo tomaba como argumento de que ya no podía continuar con su vida. Pero sí, claro, una persona que pasó por algo difícil puede continuar con su vida, tiene que hacerlo. Seguramente en algún momento va a recurrir al humor de alguna manera. Pero lo que no se puede hacer es utilizar esa circunstancia dolorosa de esta persona en particular y convertirla en una broma, pensar qué es normal y pedirle al público: acéptame, tolérame porque sí pues es normal. No.

Lo que esto nos tiene que hacer pensar es que la persona que está frente a la cámara y al micrófono tiene que ser alguien más consciente que el resto. Pues está dando la cara y tiene que hacernos ver que hay un problema de salud pública mental y de violencia, que hay un problema de normalización, que hay un tema de asimetría, que no todos los seres humanos qué vivimos en este planeta estamos siendo tratados de la misma forma. Son muchos problemas y es mucha la responsabilidad del que está ahí. Y el que quiera hacer humor, qué lo haga pero que lo presente de otra manera. Por ejemplo, que ridículo te ves siendo violento, qué ridículo te ves burlándote de otra persona, qué ridículo te ves en el siglo XXI discriminando a alguien por su origen, algún defecto o por alguna circunstancia, de repente así. 

¿En el feminismo existe el humor negro? ¿Cómo se maneja? ¿Qué límites se ponen? 

El feminismo ha sido tan maltratado, tan poco entendido. Cómo en todo movimiento hay facciones muy radicales, medianas, ecologistas, animalistas, veganas, entre otros. Entonces seguramente también  hay  alguna parte de personas que consideran el tema de violencia con violencia. Pero en realidad el feminismo no busca eso.  Es un movimiento político-social que lo que está buscando es el derecho de todas las personas, especialmente de las mujeres como grupo vulnerable porque lamentablemente las mujeres, las niñas, las adolescentes, las mujeres trans, las mujeres indígenas todavía pertenecemos a grupos vulnerables. Entonces ¿Qué es lo que buscan? igualdad. 

¿Entonces puedo entender de que en cierto grupo si existe ese tipo de humor?

Cómo en todas partes. Cómo en cualquier otro grupo social-político. No solamente hay las feministas, hay las feminazis. Ellas son las que agreden, probablemente. Seguramente hay alguien que todavía no ha superado algunas circunstancias, algunos chips que todavía tenemos. Si, seguramente. Y seguramente han ejercido violencia. Pero es una violencia que hay que rechazar desde el mismo grupo. 

Desde tu posición como especialista en este tema de perspectiva ¿incluso dentro del feminismo también tiene que existir estos límites?

Claro, por supuesto. Yo creo que en todos los grupos incluido este movimiento feminista, tenemos que comenzar a ver las circunstancias -también- desde un enfoque de derechos humanos. Por que esto es lo que estamos defendiendo. Mucho se ha discutido que cuando se hizo la declaración universal de los derechos del hombre, fue algo que colaboró mucho al desarrollo de la sociedad, pero en su mayoría de los hombres. Pues la sociedad todavía estaban hecha para los hombres. Y no fue -si no-  hasta las guerras. Cuando las  mujeres comienzan a entrar al rol de la economía mundial se dan cuenta que nosotras también podemos participar, pero no éramos tratadas de la misma forma. No se pagaba igual a un hombre que a una mujer. Ahí comienzan a nacer los grupos que lo que están buscando es que los derechos del hombre sean también los derechos de la mujer.

Es por eso que hoy en la actualidad hablamos de los derechos humanos de las mujeres para que seamos tratadas de la misma forma. Lo que el movimiento feminista busca no es que las mujeres estén por encima de los hombres y de cualquier otro, no. Simplemente que las mujeres tengamos la misma posibilidad que cualquier ser humano de desarrollarnos en cualquier esfera. 

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“Gracias al feminismo, en el Perú se ha visibilizado la situación de desigualdad de las mujeres, se han logrado cambios normativos e institucionales en su favor, se ha avanzado en el reconocimiento de los derechos sexuales y derechos reproductivos y se ejerce una vigilancia permanente de la vigencia y cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres”, dice el texto “25 Años de Feminismo en el Perú”, elaborado por el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.

Hablemos de responsabilidades: ¿El estado está preparado para imponer sanciones? ¿Qué sanciones existen? 

A veces el estado, las instituciones, nosotros como sociedad principalmente actuamos cuando algo se mediatiza. Si no se mediatiza no existe. Y es lo mismo que pasa con la violencia. Cuando la violencia no la señalamos. Cuando no la decimos con su nombre tampoco existe. Entonces este caso nos está sirviendo para poder señalar que esta situación es violenta por donde se la quiera ver y que debería ser sancionado. 

Ahora. Respecto a la pregunta que el estado está preparado. Mira, en realidad el estado peruano hasta el momento tiene buenas intenciones. Ha demostrado que tiene buenas intenciones. Pero con las buenas intenciones no se vive. Solo están ahí en el aire y todo es mágico. (tono sarcástico)

Explíqueme.

En el 2017 la Defensoría del pueblo se preocupa por los grupos vulnerables y nos incluye a las mujeres. Esto genera que haya conciencia de un estamento del estado que validó que va moviendo a otros estamentos del estado para que diga:  oye sí, las mujeres son un grupo vulnerable, entonces necesitan protección. 

Tiene buenas intenciones, pero … 

No hay presupuesto. Por ejemplo, el ministerio público de la nación ha creado un enorme sistema de fiscalías especializadas en delitos de violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar. Eso es maravilloso, eso no había. En el 2014 era inimaginable, eso solo se podía pensar en España. Era increíble que hubiera una fiscalía especializada en ese tipo de delitos. Hoy lo tenemos a nivel nacional, pero con un problema presupuestal.

Tenemos el problema de que el MEF (Ministerio de Economía y Finanzas) -el mismo estado- no le da a la fiscalía todo lo necesario. Los manda la guerra sin armas, sin soldados, sin fiscales, sin asistentes, sin mobiliario, sin un lugar específico, sin lugares de acogida. No solamente es recibir la denuncia, asignársela a un fiscal, que siga su proceso y que los psicólogos vean, no. Esas personas necesitan también ser acogidas. Ser tratadas de manera especializada por personas que sepan el abordaje de personas que han sufrido o que sufren violencia de todo tipo. Necesitan lugares de acogida, necesitan ayuda psicológica. Entonces toda esa parte todavía el estado de repente tiene la  la buena intención pero no lo ha concretizado, efectivamente.

Por otro lado, hay una falta de involucramiento del empresas privadas. Porque, por ejemplo, sería bueno que estas instituciones -así como ahora ya hay instituciones que ponen la bandera de las comunidades LGBTI mostrando su aceptación, tolerancia y su apoyo- se comprometan. Podría ser que estas instituciones no contraten a personas que tengan antecedentes de violencia, que pueden destinar parte de un presupuesto para una campaña en favor de las mujeres que han sido violentadas, que les puedan otorgar trabajo a estas personas. Además, buscar que esas mujeres se capaciten, no sólo en tema de violencia, legal, el proceso; sino también que les den oportunidades de labores para que ellas mismas puedan autosostenerse. Que puedan producir algo y que con eso puedan sobrevivir, por ejemplo. 

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pandemia generó un retroceso en los niveles de participación laboral de la mujeres en América Latina. Asimismo, calcula que alrededor de 118 millones de mujeres latinoamericanas se encuentran en situación de pobreza, 23 millones más que en el 2019.

¿La responsabilidad también recae en estos espacios donde se difunde estos contenidos? ¿Qué estándar deberían emplearse para poder sancionar regular este tipo de conductas?

Por supuesto. Primero los medios de comunicación nos presentan noticias -todavía-  desde el punto de vista de que el agresor lo hizo por celos, porque no le calentó la comida, porque vino borracho o por alguna otra razón. Es decir, con alguna justificación. Los medios de comunicación tienen la obligación de mostrar las cosas como son: “el tipo ejerció violencia contra una persona”. Presentar las realidad tal cual. No solamente cuando el tema se hizo mediático o cuando ya salpicó la olla, no. 

Esto está establecido por la Corte Interamericana  de Derechos Humanos: los medios de comunicación tendrían la obligación de dar parte de sus espacios a estos temas. Y no solamente publicar casos, sino cómo es el abordaje, cómo hay que tratar a las víctimas, qué leyes nuevas han salido, cómo se puede afrontar un proceso, qué especialista se están dispuestos a dar apoyo a estas personas. Los medios de comunicación juegan un papel muy importante. Enhorabuena, por ejemplo, ya poco a poco ha ido desapareciendo está violencia simbólica, dónde se presentaban las mujeres relacionadas con la cerveza, con el car wash. Ese tipo de cosas que nos presentan como objetos sexuales. Me parece que todo -poco a poco- ha ido bajando, pero no en su totalidad. Estas son cosas que los medios de comunicación tienen una responsabilidad importante.

Que bueno es presentar a una mujer por sus logros, por las cosas que ha conseguido, que ha logrado. Por ejemplo, lo comentábamos en un evento deportivo el cómo muestran a los hombres, sus logros, su trayectoria, con nombre y apellido: “Leo Messi consigue un balón de oro” en toda la hoja. Y  en un espacio pequeño: “Una mujer logró tal cosa”. Pero tú no sabes quién es esa mujer, cómo lo logró, cuál fue su historia. No tenemos el mismo espacio todavía. Entonces sería bueno que también los logros de las mujeres, se muestren de la misma manera.

Y mira, aquí tenemos una contradicción. Todavía vivimos en un país que cuando una mujer logra algo es noticia, eso es triste. Es alentador por un lado porque finalmente los medios se están dando cuenta. Pero es lamentable que el hecho de que una mujer sea una líder política, una deportista, alguien que logró ir al extranjero, que llegó a la nasa,  se convierta en una noticia. Esto tendría que ser normal. Pero acá todavía tenemos que destacar que es mujer, puesto que no vivimos en un mundo que está en igualdad de condiciones. 

¿Cómo eliminar este tipo de humor dañino?

Mostrándolo, señalándolo. Esperando que se sancione. Esperando que las instituciones que regulan los medios de comunicación lo señalen también y que lo pongan en sus estatutos, que los colegios profesionales tendrían que tener el deber de sancionar dentro de sus estamentos este tipo de acciones. En todo caso demostrar que se puede hacer humor desde otra perspectiva. Pero no desde una que se burla de un acto tan cruel, que se compara con una tortura. La agresión sexual está comparada con la tortura. Así  lo dice el informe de la verdad que se hizo en el Perú. En el capítulo de violencia sexual   hacia las mujeres la violación sexual está equiparada a lo que significaría torturar a un ser humano, es una forma de tortura. Entonces nos estamos riendo de torturar a alguien. 

Nosotros no podemos hacer un chiste negro, verde, azul, rojo o blanco del dolor de una persona. Y de algo que involucra su dignidad cómo ser humano. Entonces riámonos  de cosas positivas. Hay tantos tipos de humor: “Les Luthiers”, de repente. Un humor distinto, de cosas más cotidianas. Por qué no nos burlamos de lo ridículo que se ve un hombre agrediendo a un ser humano, o de lo ridículo que se ve una mujer maltratando a su pareja, o de lo doloroso que es que una madre maltrate a un niño. ¿Por qué no señalamos eso?, la ridiculez de esa persona, de su poca capacidad de desarrollo emocional para sobrellevar una situación cotidiana. Pero no nos podemos burlar de una circunstancia tan denigrante, como lo es una agresión sexual, física, verbal o de la que se tratara.

En realidad lo que nos falta es más conocimiento de enfoque de derechos humanos, más empatía, más respeto por el otro. 

¿También a los líderes de opinión, a las figuras públicas?

Necesariamente e incluso eso también debería ser un filtro. A mí me parece ilógico que un hombre o mujer que tiene antecedentes de ser un agresor o agresora físico o emocional, sea el conductor de un noticiero, por ejemplo. Lamentablemente la mayoría son hombres. Pero eso no quiere decir que no haya mujeres agresoras.  Es increíble que una persona que agrede maneje un medio de comunicación, eso no se debería permitir.

Y eso no es censurar, simplemente es decir que tú tienes una opinión, pero también tienes un comportamiento que tiene que ir acorde. Sí yo voy a hablar de violencia en un medio de comunicación pues tengo que procurar no ser una persona violenta. En todo caso si alguna vez lo fui -porque probablemente el desconocimiento puede llevarnos a cometer muchos errores- resarcirlo, cambiarlo, mostrar que he cambiado, que soy distinto, que he acudido a una atención psicológica. Muchas personas le tienen pánico a decir y/o reconocer que necesita terapia. Todos necesitamos terapia en algún momento de nuestras vidas. Es algo importante y no tiene que ser motivo de discriminación .

Entonces, hay que trabajar mucho como sociedad desde los medios de comunicación, con las familias, con las instituciones. Para que haya un cambio grande, un movimiento que se note. Y que se note ahora en el bicentenario. 

¿Cómo ser empático con las personas que se oponen no solamente a la lucha feminista sino a este tipo de reclamo?

Información. Yo creo que una persona que llama a otra “feminazi” o que se opone a una marcha que está buscando igualdad, o que se opone a la existencia de la figura del feminicidio. Es una persona que en realidad está desinformada. Es alguien que necesita acudir a la fuente y preguntar: qué es feminicidio, porque se da,  cuáles son sus causales, qué  ha llevado al estado y no solamente en el Perú sino en todo el mundo a tener una figura cómo está [feminicidio] para proteger a las mujeres, cuántas mujeres han muerto y de qué manera. De repente si yo veo una marcha decir: porque están marchando, qué necesitan, que les negaron, que les faltó a estas personas. Y que los medios de comunicación sean responsables de atender las cosas adecuadamente: estar en el lugar,  preguntar cómo son los hechos, buscar información, ir a las fuentes directas y no suponer ni poner titulares por vender. Sobre todo esto está en las redes, porque tú ves un titular y cuando vas a la noticia en realidad no dice nada de lo que te presenta.

Por otro lado, hay mucha responsabilidad de quiénes están formando a los nuevos comunicadores, a los nuevos periodistas. Yo creo que el mundo académico deben abrirse un poco más y deberían incluir -en todas las facultades y sobre todo en las de periodismo y las de comunicación- temas de violencia hacia las mujeres, temas de derechos humanos y sus enfoque, cómo está constituido el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, por ejemplo.

Sería importante que en la currícula se lleve: cuáles son estos delitos, que acarrean estos delitos. ¿Por qué no incluir temas de violencia, agresión, acoso, hostigamiento? Aquí tendría que estar involucrado el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud, las instituciones, las universidades, en realidad toda la sociedad. Incluso las iglesias. Pero acá todos lo que estamos buscando es que nadie sea maltratado, que todos sean considerados de la misma manera, que todos tengan la oportunidad de desarrollarse, que se respete ese primer artículo de la constitución: “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el
fin supremo de la sociedad y del Estado”.

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