Especialista coinciden en que movilizaciones responden a clamor popular y a un nulo sentido de representación con el actual Gobierno
Las protestas en contra del Gobierno y el Congreso no cesan en el Perú. Según el reporte diario que comenzó a emitir la Defensoría del Pueblo, este martes 24 de enero, las movilizaciones continúan en 39 provincias del país. El número de vías bloqueadas es 85 y solo hubo un enfrentamiento con la policía en Ica.
Desde que las marchas iniciaron en diciembre de 2022, no se ha percibido la disminución de las mismas, por el contrario se han generalizado, más aun en el sur del Perú. La explicación del Ejecutivo es que estas manifestaciones ciudadanas son promovidas por grupos extremistas que quieren sembrar el caos.
Pero, ¿todas las manifestaciones son organizadas o son un rechazo que ha incrementado ante la poca capacidad resolutiva del Gobierno? Para entender mejor ello, consultamos con especialistas quienes aseguran que hay una lectura equivocada sobre las protestas en el país.
La generalización de las manifestaciones
Las protestas en el país van por la séptima semana. Y desde que iniciaron, solo han ido incrementando. En este periodo de tiempo, ocurrió el fallecimiento de 56 personas, además de registrarse mil 492 personas heridas, entre policías y manifestantes, según el reporte de la Defensoría.
Para la socióloga Patricia Salas el Ejecutivo no está haciendo nada para calmar la situación y por el contrario enciende la pradera con sus acciones amenazantes como la intervención en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). “Tienen que dejar de terruquear, los estudiantes no son terroristas, los manifestantes no son terroristas, eso lo tenemos que tener claro”, menciona Patricia Salas.
El analista político Mario Berrios sostiene que de continuar la misma lectura por parte de las autoridades sobre la actual crisis social, las marchas continuarán. “Esto puede significar que las muertes aumenten por los mismos ministros que tenemos, que hacen cero autocrítica, y por el contrario felicitan la labor de la policía. La actitud del Gobierno puede ser más represiva”, añade
Otro problema que identifica Mario Berrios es la pérdida de confianza en las instituciones por parte de la población. Menciona que cuando se superé la crisis, la ciudadanía ya no le tendrá el mismo respeto a la Policía. Esto a causa de las malas decisiones de los ministros del Interior, durante el Gobierno de Dina Boluarte.
¿No escuchan o no quieren escuchar?
Las protestas cada dia se agudizan más. Para el sociólogo José Luis Ramos, esto se debe a la poca capacidad de diálogo que ha tenido la presidenta Dina Boluarte y el primer ministro Luis Otárola. Además de la mínima respuesta que tiene el Congreso ante la crisis social que embalsa al Perú.
“Para llegar a los más mínimos acuerdos se necesita diálogo, pero no lo hay. La señora Boluarte dice que está abierta a conversar, pero luego añade sobre lo que quiere hablar. La ciudadanía dice: queremos elecciones, pero ella dice: que les parece el tema de servicios de agua y desagüe”, menciona José Luis Ramos.
Una misma mirada tiene el analista político Mario Berrios quien sostiene que el Gobierno ha incrementado su antipatía por no querer escuchar los pedidos de la población. “Se dice vengan a dialogar, pero por otro lado abusamos de la fuerza, el poder y la violencia metiendo tanquetas en San Marcos, encarcelando gente. La Fiscalía ya se ha pronunciado señalando que esto estuvo mal”, añadió.
Vale mencionar que el Ministerio Público abrió una investigación preliminar contra el ministro del Interior, Vicente Romero, por el presunto delito de omisión de actos funcionales en agravio del Estado. Esto tras la intervención de la Policía en la UNMSM, el sábado 21 de enero. Ese día detuvieron a 193 personas provenientes de otras regiones, incluidos estudiantes universitarios.
¿Las marchas son organizadas o autoconvocadas?
Para Patricia Salas no hay liderazgos claros en las protestas. “No es posible identificar una institución o una persona. Es claro que hay un fuerte nivel de autoconvocatoria de la población en diferentes sectores: campesinos, aymaras, estudiantes, comerciantes”, señala.
Un mismo parecer tiene José Luis Ramos, quien asevera que lo que hay es un conjunto de ciudadanos que se están organizando para hacer valer su voz de protesta. “Sale un x a decir vamos a protestar por las 50 muertes, la gente no le hace caso a ese x, sino que sale a protestar por esas 50 muertes”, añade.
Ambos especialistas precisan que las autoridades políticas locales podrían asumir el liderazgo. “Hay una ausencia generalizada de liderazgo en el país y eso permite que las cosas adquieran un carácter caótico. Por eso las autoridades municipales y regionales van a tener que ocupar esos papeles que van a ser momentáneos, porque una vez conseguido lo que la ciudadanía pida, el liderazgo se disipa. Es una suerte de salida de emergencia”, dice Ramos.
Mientras que, para Mario Berrios los pronunciamientos aislados de los alcaldes y gobernadores apuntan a un interés político de figurar. “De manera aislada no sirve, tiene que ser colectivo para que sea más contundente. Ahí se vería mucha mayor fuerza y presión para el gobierno”, agrega.
Cada vez resulta más lejana la posibilidad de que la crisis social termine en el Perú. La respuesta de la presidenta Dina Boluarte para los que piden su renuncia, el cierre del Congreso y el adelanto de elecciones, sigue siendo confrontacional. En las calles, el descontento se acrecienta más.
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